Al no ser economista, me resulta más fácil y objetivo observar las actuaciones de estos profesionales desde una perspectiva distinta. Y es con esa garantía que formulo una respuesta a la pregunta de Krugman. Afirmo que la mayoría de economistas llevan durante seis décadas basando su estrategia macroeconómica en estados y en empresas en “datos promedio” que poco tienen que ver con la “realidad cotidiana” de la microeconomía del ciudadano. Y con esa rotunda afirmación, aplico la misma a los economistas responsables tanto de los presupuestos de las Administraciones Públicas como de las grandes y medianas empresas que constituyen los motores que deberían impulsar la salida de esta crisis.
Y ahora ya centrándome en la España que veo en esa Unión Europea que viene en el próximo lustro, deseo analizar los pasos que se pretenden dar en el panorama español y europeo de 2010 a 2012.
La subida de impuestos siempre encontrará reticencia y mayor rechazo y por ese motivo los partidos optan por las rebajas en momentos electorales como ha sido el compromiso de los vencedores de las elecciones en Alemania. Otra cosa es lo que el tándem CDU/CSU-FDP vaya a hacer después del primer paso de aplazar dichas bajadas. En España, al no estar aún en periodo electoral, el Gobierno ha dado un paso en la dirección correcta de aumentar impuestos para rebajar el déficit público.
Lo que ya no estoy de acuerdo es la timidez con cual ha tomado este paso impopular. Comprendo que el anuncio de los presupuestos que ya ha presentado la Ministra de Economía en el Parlamento juegue con un margen negociador, dependiendo quienes pudieran tener voluntad de escucharle y apoyarlos. Intuyo que ese es el motivo de la diferencia de cifras de los 15.000M € anunciados inicialmente a los algo más de 10.000M € esperados de recaudación según los datos sometidos a aprobación.
Un ciudadano de a pie como yo detecta enseguida que el Gobierno basa la mayor parte de esa recaudación anulando los 400 € de compensación en el IRPF, medida objetada por el anterior Ministro de Economía, y una de las causas de la salida de Pedro Solbes del Gobierno. Las nuevas recaudaciones se centran en escasamente 800M € imputables a los “más ricos”, descargando el peso de modo más igualitario al subir el IVA de tipo general del 16% al 18% y el tipo reducido del 7% al 8%.
La subida de IVA no es descabellada ni el aplazamiento de su aplicación difícil de razonar. Lo que como estratega global y no meramente economista, cuestiono la escasa convicción al llevar a cabo una reforma tan tibia. Tampoco veo que se haya previsto ni siquiera creo que se haya considerado obtener mayor eficacia en tal medida, antes previendo medios humanos para reforzar la inspección y control del fraude fiscal. A mi entender, los tipos deben reformarse con más delimitación entre los artículos de lujo y productos/servicios de primera necesidad. Por lo tanto aplicaría un tipo bastante mayor (22-35%) sobre compras superfluas como pudieran ser artículos de lujo – joyas, coches de alta gama, abrigos de visón y moda de alta gama, grandes embarcaciones, mansiones y fincas no productivas (i.e., cotos de caza), etc. – mientras que rebajaría el IVA en la adquisición de coches utilitarios, sobre todo con tecnologías verdes, tarifas de telefonía móvil, recibos de servicios eléctricos o gas, etc. a los cuales aplicaría la tarifa reducida en los casos que aún estuvieran al tipo general. Asimismo, ampliaría la lista de artículos imprescindibles teniendo en cuenta tanto la alimentación como aquellos artículos que como los destinados a bebés o vestimenta imprescindible están altamente afectados.
En cuanto a recortes de gastos del Gobierno, lamentaría mucho que hubiese recortes encubiertos en I+D+i. En principio, no parece haber recortes en temas sociales, aunque opino que la gestión de esas partidas es mejorable. Ya expliqué en artículos a lo largo del año que el Gobierno pudiera haber preparado un organigrama ágil y efectivo que sirviera de modelo europeo. De momento, no lo ha hecho.
Después de la semana intensa del Presidente de Gobierno y varios de sus ministros en el panorama internacional, no he visto que se presentara a la ciudadanía en la rueda de prensa del pasado sábado resultados (que los ha habido) diplomáticos. No podemos olvidar que todos los movimientos alrededor del presupuesto y lo económico estarán supeditados a los acontecimientos en primer lugar en Europa y acto seguido en el escenario internacional en el nuevo foro de decisión, la G-20.
Durao Barroso ya ha sido confirmado, lo que permite que España ahora le exija los anticipos de FSE, tal como se pactaría en su día a cambio del voto español. La Unión no la tiene toda consigo que se vaya a ratificar el Tratado de Lisboa, bien sea por una nueva negativa de Irlanda esta semana o la atroz campaña del Presidente checo, Václav Klaus. Pase lo que pase, será España a la que le toque en su turno de presidencia en el primer semestre de 2010, o bien poner el tratado en marcha o recurrir a alternativas para que la Unión Europea no quede paralizada.
Además, Sócrates ha sido confirmado en Portugal, lo que garantiza que el plan conjunto de alta velocidad entre Portugal y España seguirá adelante. No es un tema banal ya que las contrataciones de estas líneas hacia el resto de Europa serán fuente de números puestos de trabajo durante los próximos cuatro años.
En cuanto a la nueva victoria de Ángela Merkel y su cambio de socio de gobierno por el espectacular aumento de los liberales alemanes de Westerwelle, tendrá un marcado efecto en las políticas alemanes en el seno de la Unión Europea. Aunque Merkel anuncie que pretende conservar la política social actual (pactada en la Gran Coalición con los socialdemócratas), nadie podrá negar que las prioridades de un gobierno alemán conservador-liberal tenga prioridades bien distintas como será la relajación de la supervisión de los mercados y la ralentización ya aprobada de los cierres de centros nucleares. Todo ello afectará la política de reducción de CO2 para 2020 con posibles efectos en la próxima cumbre climática de Copenhague. Westerwelle aspira a la cancillería de exteriores, lo que le dará poder sobre políticas europeas e internacionales.
¿Y qué sacará España de la próxima visita oficial de Rodríguez Zapatero a la Casa Blanca? No perdamos de vista esa jornada y lo que se coseche allí con la continuación del viaje del Presidente español a Oriente Medio. ¿Estamos al tanto de la importancia de la labor de la diplomacia española en 2009 y el papel que debe desempeñar a lo largo de 2010? ¿Cómo influirá en la situación económica de España?
Vaticino que mucho está pasando y aún tiene que pasar. La actividad internacional afectará a España, siempre dentro del marco europeo, sobre todo porque en cuestión de meses es probable que el Euro reemplace al Dólar USA como moneda patrón del comercio internacional. Y ese cambio podría suceder justo cuando España esté presidiendo la Unión, si los irlandeses o el mandatario checo no lo impiden volcando el Tratado de Lisboa. Después habrá que torear el casi seguro cambio hacia la derecha euroescéptica en el Reino Unido para que los escasos acuerdos de la G-20 no queden en agua de borrajas.
España afronta un cierre de 2009 ajetreado y un 2010 en primera fila. Ello no autoriza al gobierno perder de vista el horizonte nacional con su crisis aguda y ese presupuesto que aún necesita siete votos ajenos al PSOE para su aprobación. Esperaré a la negociación que lleve a cabo la Sra. Ministra o La Moncloa para seguir opinando. Sin embargo ya hago una advertencia. Lo presentado juega con un “margen de seguridad” poco realista. Me explico. El 50% del gasto lo efectuarán las autonomías y gobiernos locales, donde el despilfarro y la incompetencia de los gestores me hacen dudar que se observe el déficit del PIB que emplea el gobierno como aplicable. Basta tomar a la Comunidad Valenciana como ejemplo: un déficit en el gasto de casi el 14%, unos indicios de corrupción prepotente en el ejercicio de los poderes locales y autonómicos que serán los que aprobarán los gastos con fondos que la Administración Pública del Estado pondrá a su disposición. ¿Cumplirá la Comunidad Valenciana lo esperado en la “línea de austeridad” reclamada por su propio partido y el gobierno? Lo dudo.
No quiero extenderme en este artículo, por lo que considero necesario hacer un análisis separado de otros puntos como son las actuaciones que considero que el gobierno ha dejado no sólo para negociar sino que ha aparcado para no enfrentarse con los que más tienen y más ganan. Peor aún, no creo que se vaya a gravar a aquellos que habiendo actuando en perjuicio del Estado Español y los ciudadanos, permanecen impunes disfrutando de todos los derechos sin cumplir con sus obligaciones fiscales. Ello traerá un otoño de movimientos en entornos laborales.
Continuara ....
Fernando Fuster-Fabra
Consultor Estratégico