martes, 13 de enero de 2009

El mundo en crisis, momento de reflexión para el cambio innovador de un sistema que adolece de ética en su ejecución ....




INTRODUCCIÓN :







¿ Crisis o Krisis ?


El mundo moderno se ha empeñado en interpretar crisis con algo negativo, al olvidar que la raíz griega de la palabra adaptada a todos los demás idiomas venía a significar - decisión – en su esencia. Por lo tanto, toda crisis no es más que el momento de la encrucijada con un mínimo de dos caminos alternativos para afrontar una situación.



Crisis ha habido y habrá, porque la naturaleza humana es tal que genera situaciones de confrontación y ejerce su capacidad de decisión hacia la resolución. De no haberlas, desaparecería la propia esencia del reto en la mente humana, elemento propicio a potenciar su habilidad de emplear sus fortalezas para alcanzar metas, cumplir sus deseos y cubrir sus necesidades.




Así que con este comienzo del 2009 con augurios de lo peor, quizás las palabras de aliento contenido de Sarkozy sean un consejo plausible para aquellos que titubean entre el pesimismo y la incertidumbre. Ello no debería significar que sea tolerable el optimismo irresponsable a veces ejercido por el propio Sarkozy y sus correligionarios europeos, aquellos que resten la debida importancia a cualquier situación de crisis que necesariamente producirá confrontación y tensión en cualquier escenario – el internacional, el europeo y el español.


Es por ese motivo que divido mi blog en tres partes para entrar a un análisis lo más objetivo posible desde la perspectiva de un experto en estrategia en las relaciones internacionales y en comunicación asertiva.



La Comunicación Errónea & La Percepción Culturalizada de los Hechos


En seis décadas de hegemonía estadounidense desde el fin de la II Guerra Mundial, el escenario internacional ha tenido que elegir entre dos bandos ideológicos (modelo democrático occidental o modelo socialista-comunista soviética) con sus respectivos modelos político-económicos, rompiéndose por primera vez esa situación bi-opcional con el nacimiento de una tercera vía – el Movimiento de No Alineados – promovido por el hindú Nehru en 1955.

La aparición de esta tercera vía no vino a proporcionar una postura neutral entre el modelo democrático occidental adaptado por los amigos de Estados Unidos y el modelo comunista de la ahora desaparecida URSS, secundada por la China Comunista de Mao y los países satélites detrás del Telón de Acero trans-europeo. Solamente sirvió para recoger a aquellos que no deseando abrazar netamente un de las otras dos opciones, se mantenía a distancias desiguales entre las dos para poder presumir de una neutralidad imaginaria.




Las tres opciones que han rivalizado por captar adeptos durante medio siglo, sin embargo, no han acabado de forjar un modelo de estado aceptable a todos los países reconocidos en el escenario internacional, al hacerse impracticable el consenso entre culturas claramente diferentes, a pesar de regímenes político-económicos parecidos. Así pues, ha habido un constante baile de estados de pleno derecho en dicho grupo de no alineados, con una pugna política de protagonismo de elementos dispares en frentes efervescentes de África & Latinoamérica, con su grupo de estados observadores que por ello no han dejado de ejercer cierta influencia interesada.



Además, la insistencia de comunicar la desconfianza hacia las posturas foráneas ha contribuido a una percepción aún más partidista de los hechos, que han constituido la realidad internacional en sus diversos escenarios de actividades, pacífica y bélica. Los enfrentamientos en el Caribe con el régimen cubano que ahora cumple su medio siglo de vigencia y la interminable pugna judío-palestina en Oriente Medio desde 1948 vinieron a sumarse a la ya difícil situación de equilibrio entre la India de Nehru con la segregación del estado musulmán de Pakistán y su vecino comunista de la China Continental.




El agravante del terrorismo como instrumento de confrontación a las posturas de los bloques enfrentados ha acentuado aún más la brecha comunicativa en su vertiente de diferencias culturales, llegando a infectar con tintes religiosos la confrontación de los modelos ideológicos en el terreno político-económico. El terrorismo no es un fenómeno reciente sino que queda aún más resaltado ante las nuevas tecnologías de comunicación.



Todos han empleado algún modo de terrorismo soterrado incluidos las
grandes potencias en sus inconfesables maniobras durante la Guerra Fría.
En un “vale todo para lograr el objetivo”, los bloques han empleado tanto su poder económico como su disponibilidad de recursos estratégicos sin un ápice de rubor de movimientos armados o de terrorismo ante los efectos sobre vastas poblaciones perjudicadas por su atroz conducta carente de toda ética y humanidad.




La comunicación como herramienta del diálogo hacia una convivencia parece haberse olvidado en una vorágine de la imposición de la “ley del más fuerte”. Por lo tanto, es lógico que tal actitud de las grandes potencias haya acentuado el grado de desconfianza entre los perjudicados, con una creciente alteración de ánimos tendentes al rechazo de posturas impositivas en términos políticos, económicos y sociales implementados a la fuerza por los que han ejercido su derecho de veto en organismos como las Naciones Unidas, el FMI o el Banco Mundial.



Finalmente, en seis décadas de sumisiones de los más débiles, no es de extrañar que se hayan generado odios, resentimientos y sed de venganza entre las partes. Así al verse afectados los norteamericanos por primera vez con un ataque en su territorio el 11-S, los estadounidenses apoyaron acciones desmedidas de represalia difícilmente justificables en términos de la defensa del mundo democrático. Y como en toda espiral, el efecto es de una reacción en cascada con creciente magnitud de la violencia.



Un Mundo de Subjetividad & Emociones



Contrario a lo que nos intentan inculcar, ni vivimos en un mundo de iguales ni somos tan objetivos como nos creemos.


La desigualdad no se ciñe únicamente a lo económico ni a lo estrictamente político. Tal desigualdad y subjetividad se extiende a los hábitos en uso, a las culturas y creencias, a las oportunidades de mejora, a las esperanzas de vida y hasta en la voluntad de asumir retos con sus riesgos y amenazas.




Todo ser humano está supeditado a sus propias emociones que visualizan su alrededor según sus propios criterios de filtrado de los hechos que constituyen la realidad de lo cotidiano. No habrá dos seres que perciban en su interior un solo hecho de la misma manera en su totalidad. Cada cual interpretamos según nuestra propia personalidad, que se habrá forjado desde lo genético en esas periodos formativas a lo largo de unas vivencias por etapas en nuestro camino hacia la madurez emocional.


Ello sitúa a cada ciudadano del mundo, de la Unión Europea y de España en un espacio único de percepción de la realidad de este nuevo año, 2009, con las supuestas amenazas u oportunidades que le brindará esta tan cacareada crisis global en un mundo igualmente globalizado.



EL ESCENARIO INTERNACIONAL & EL NUEVO ORDEN





La Crisis del Sistema Financiero Mundial Posguerra




Cuando falleció Franklin D. Roosevelt el 12 de abril de 1945, la II Guerra Mundial estaba prácticamente ganada, pero la hegemonía del Bloque Anglosajón Aliado había perdido su primer pulso con el socio comunista capitaneado por el soviético, Josef Stalin. Para derrotar a un megalómano como era Adolf Hitler, los Aliados se habían asociado a un sujeto no menos desdeñable que iba a pasar factura por su apoyo.




Es en ese momento cuando se decide vincular el poder político de los vencedores defensores del modelo capitalista en un esfuerzo de aunar apoyos en futuros órganos de gobierno que dirigieran los designios del mundo liberado de las garras del nazismo. Incapaces de obviar al creciente poderío de la USSR, Harry S. Truman decide reforzar la división del mundo para aislar a los territorios ilícitamente anexionados por el dictador soviético, que pasaron a adscribirse al bloque tras el Telón de Acero.




Desde ese mismo instante, el mundo salido de una conflagración debió inclinarse hacia el creciente poder económico del bloque capitalista liderado por Estados Unidos o acatar su pertenencia a la inapelable autoridad soviética que posteriormente se extendería de manos de Mao Tse Tung en el continente asiático. El decadente Imperio Británico rindió pleitesía a sus benefactores del otro lado del Atlántico por la defensa de las Islas Británicas (nunca fue invadido territorio británico), instando a los otros estados europeos occidentales (territorio extensamente atropellado por Hitler) a unirse a ese homenaje a los libertadores de Europa, Asia y África.




El sistema financiero del mundo capitalista se diseñó para dar los papeles principales a las sedes anglosajonas, en detrimento de los vencidos del Bloque Axis – Alemania, Italia y Japón – poniendo en marcha una filosofía de mercado libre que supuestamente se aplicaba en igualdad de condiciones. Nada más lejos de la realidad ya que los órganos de gobierno del sistema macro-económico mundial se dirigían con suficientes salvaguardas para beneficiar a los fieles amigos de los vencedores Aliados, Estados Unidos y Reino Unido. Por lo tanto, la USSR decidió crear su propio sistema paralelo al de libre mercado occidental para contrarrestar el poder norteamericano.


Además, los enfrentamientos a lo largo de la llamada Guerra Fría, obligó a los estados adscritos al mundo democrático a rearmarse para la posible defensa en caso de una nueva confrontación con los promulgadores de la filosofía socialista-comunista. La propia división de la derrotada Alemania en dos nuevos estados, uno de cada bando, era el símbolo visible del atroz reparto de los expolios de la guerra recién concluida. Las economías de cada nuevo territorio germano servían de comparativo propagandístico para los intereses de los respectivos patrocinadores, la URSS por un lado y Estados Unidos y el Reino Unidos del otro bando. Símbolo de tal amenazante confrontación fue la ciudad de Berlín con su muro de triste división de las familias alemanas.


Durante décadas, los británicos y estadounidenses maniobraron con sus multinacionales para controlar el transporte internacional y el abastecimiento estratégico del petróleo, los minerales y los alimentos. Sin embargo, su control sobre territorios coloniales principalmente en África y Asia y la desaparición de los dictadores amigos en América Central y Sudamérica crearon situaciones de inestabilidad política que acabaron rompiendo alianzas económicas hasta entonces estables.




El modelo económico capitalista tomó su rumbo más audaz en un intento de embarcar a los estados libres en una aventura de liberalización sin regulación ni supervisión de los mercados. Mientras tal libre mercado fue implementado en la libre circulación de capitales, no fue así en el flujo de mercancías ni tampoco en la libertad de desplazamiento de los ciudadanos de estados terceros. Prueba de ello se constata en el impasse en la ronda de Doha que ya cumple su séptimo año.




La política norteamericana en ocho años del republicano George W. Bush ha venido a contribuir a la ya tensada situación global del escenario internacional. Con su decisión de aniquilar “el Eje del Mal” a cualquier precio, embarcó en una aventura militar a medio mundo occidental sin sopesar objetivamente las consecuencias socio-económicas, menos aún el coste en vidas humanas. La invasión del 2003 que pretendía barrer a un dictador en Irak para instaurar la democracia ha resultado en una prolongada guerra fratricida entre iraquíes, una sangría en vidas humanas y un elevado gasto para las arcas norteamericanas.




Es curioso observar el valor añadido del mensaje patriótico en Estados Unidos, precisamente el arma electoral que aupó a Bush a un segundo mandato. Sin embargo, en lugar de aprovechar ese voto de confianza para resolver los errores cometidos en su primer mandato, el Presidente reelegido se obstinó en culminar una invasión que nunca debió haberse iniciado. Estableció un orden mundial inaceptable para no pocos estados democráticos que tímidamente comenzaron a apartarse de la postura occidental en ese conflicto bélico.




Las elecciones USA de noviembre – 2008 mostraron el descontento de unos ciudadanos defraudados por las acciones del mandatario republicano, con un evidente voto de castigo al candidato de ese partido. El bajo perfil del Presidente Bush durante la campaña electoral no sirvió para apaciguar los ánimos encendidos por Irak y el creciente desbarajuste socio-económico en Estados Unidos. Mc Cain cosechó todos los inconvenientes de la indefendible política Bush tanto en el exterior como en territorio norteamericano.




El pueblo norteamericano exigía un cambio drástico que solamente tenía una opción – votar por el partido en la oposición. Es pues la propia crisis de identidad norteamericana la que catapulta el nuevo orden no sólo en el territorio estadounidense sino que o hace extensivo al escenario internacional.



La Elección del Primer Presidente Afro-Americano & La Nueva Política Estadounidense



La apuesta del Partido Demócrata era evidente – un nuevo orden que se distanciara del régimen Bush. Por ello, las figuras principales de la disputa por la candidatura, Clinton y Obama, iban a hacer Historia, saliera quien fuera elegido. Finalmente prevaleció la opción de innovación en el terreno racial en contra del de género.




¿Pero que representará esa elección de un afro-americano de padre inmigrante más allá de las fronteras norteamericanas?




No hay que obviar la creciente población inmigrante en Estados Unidos que
romperá en breve la predominancia de los descendientes de los inmigrantes fundadores procedentes de la Vieja Europa. El nuevo orden social del Siglo XXI promete tener un componente latinoamericano que se ha ido agregando a los primeros inmigrantes hace siglo y medio. De hecho, los Estados Unidos de América crecieron sobre una base inmigrante que fueron ocupando territorio indígena de los indios nativos. Por lo tanto, la elección de un afro-americano de padre keniata parece querer demostrar al mundo que el pueblo norteamericano ha alcanzado cierto grado de madurez para reconocer las mezclas raciales de las cuales está compuesto, sin olvidar el relevante papel de los esclavos africanos que contribuyeron a levantar su incipiente economía colonial.




Ello obligará al Presidente-electo Barack Obama a anteponer a toda actuación la relevancia multi-cultural creciente en un país que se ha alimentado de la inmigración para su progreso y crecimiento. Lo que tenga que afrontar será en cuesta arriba por el enorme lastre de la herencia de la segunda Administración Bush, sendas guerras con su coste económico y en vidas humanas, la grave crisis económica interna con su efecto cascada mundial y el deteriorado estado social de un país cada vez más empobrecido.



Obama no sólo pasará a la historia como el primer Presidente Afro-americano de Estados Unidos sino el mandatario estadounidense habrá resuelto la crisis del sistema capitalista o él que la perpetrara hasta la desaparición del mismo.

La futura Administración Obama sabe que tiene muchos obstáculos que superar. Quizás los nombramientos hasta la fecha vayan indicando que el nuevo líder norteamericano está haciendo honor a su reputación de político templado con dominio del discurso. Para nada catalogaría esta ascensión al poder de Barack Obama de “exotismo histórico” como ha descrito de modo tendencioso un ex-político español que ni merece mencionar.


Intuyo que el Presidente-electo de los Estados Unidos de América podría marcar “el antes y el después” de la América del Siglo XXI. Probablemente, deba dar unos pasos controversiales para cumplir con sus compromisos electorales que no sólo se centrarán en una reorganización del sistema capitalista sino que implementará drásticos cambios en relaciones internacionales. Solamente habrá un riesgo inminente, la acción soterrada de los grupos de influencia estadounidenses que intenten impedir algunos de dichos cambios.



Mucho se ha dicho sobre el silencio del Presidente-electo en temas candentes de la política internacional y de la crisis económica en estos últimos días de la Administración Bush. Al leer los comentarios en la prensa internacional, sobre todo en la española, llego a comprender el gran desconocimiento de nuestros ilustres periodistas de la realidad del funcionamiento democrático en un país como Estados Unidos.




Habiendo crecido a caballo entre nuestra propia idiosincrasia y los hábitos comunicativos de otros continentes como América y Asia, debo indicar que si hay un valor a resaltar de la democracia norteamericana, es el incuestionable respeto al mandatario en ejercicio del poder.




Basado en ese principio tan loable, opino que la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca traerá un vuelco en muchas de las posturas más arraigadas durante los dos mandatos de George W. Bush hasta el 20 de enero, 2009. El mero hecho que se vaya a clausurar la desdeñable prisión de Guantánamo (en la base fundada por EE. UU. en 1903 tras la cesión de Cuba por España en 1898), marcará un hito histórico que es imprescindible para el cambio de orientación en la política exterior norteamericana.




Sin tal cambio en política exterior, la cuesta de la reorientación del sistema capitalista se haría de mayor inclinación con enormes dificultades para entablar un consenso entre los países democráticos del escenario internacional. Barack Obama es plenamente consciente de estos retos y de las amenazas que sobrevuelan su mandato.




La Hipoteca Europea de Eterna Gratitud – Reviviendo el Pasado en el Nuevo Milenio




Hasta la segunda Administración Bush, Estados Unidos ha aludido siempre al chantaje emocional de la liberación europea de las garras del nazismo en 1945. Las presiones psicológicas se han empleado hasta Hoy intentando captar el apoyo militar, económico y logístico de la Unión Europea a las desventuras estadounidenses en los frentes abiertos en Afganistán e Irak, con desigual respuesta de los socios europeos.



Si algo se le acusó al actual Gobierno Español en su primera etapa fue la retirada de las tropas de apoyo comprometidas por el anterior gobierno popular como primer acto del gabinete socialista de Rodríguez Zapatero. El tiempo parece haber dado la razón a tal paso aunque aún haya voces que pretendan justificar la invasión de Irak a estas alturas. Sin embargo, no todos los gobiernos europeos han expresado su repulsa a la acción contra Irak en nombre del mundo democrático. La confusión de posturas con razonamientos más interesados que sobre hechos reales han difuminado el fondo de la cuestión – la hipoteca permanente que pende sobre la Europa del Nuevo Milenio por el salvamiento del yugo hitleriano hace más de seis décadas.




Lo que nadie ha tenido el valor de proclamar sin titubear es la realidad del Presente donde el agradecimiento no puede ejercerse sin plazos ni limitaciones. La deuda a Estados Unidos que no sufrió guerra sobre su territorio en ninguna de las dos conflagraciones mundiales ha sido saldada con la lealtad de los europeos aliados y hasta por los vencidos del bando opuesto. En nombre de la democracia y las libertades, Estados Unidos no ha estado libre de graves errores históricos que han perjudicado a terceros países, del mismo modo que su ayuda militar y después económica con el Plan Marshall sirvió para reconstruir el Viejo Continente.




Desde que se fraguara la esperanza de un entendimiento pan-europeo allá por los años ’50, los estados del continente europeo han aportado mucho hacia la estabilización del sistema económico de libre mercado propugnado por el libertador de la Europa ocupada. En todo ese tiempo, el Reino Unido en su decadencia como imperio ha sido el albacea norteamericano que tutelara la conducta de los herederos de la Nueva Europa, y la OTAN la organismo de salvaguarda para la defensa común en las fronteras con el antiguo socio en la beligerancia contra Hitler, posterior enemigo acérrimo en la Guerra Fría.


La Unión Europea de 2009 aglutina a Estados Miembros de ambos lados del desaparecido Telón de Acero, que además pertenecieron a los dos bandos de la II Guerra Mundial. A mi entender, no tiene sentido seguir conservando lealtades caducos y agradecimiento eterno por actos ya prescritos.




Se ha constituido un nuevo orden político internacional donde el auge de nuevos estados reconocidos obliga a un replanteamiento de posturas en el escenario de la diplomacia internacional. La propia consolidación de la Unión Europea en un conglomerado de 27 Estados Miembros con una población de 500 M hace de su lema – Unidos en la Diversidad – una ineludible realidad.


Esfuerzos similares en otras partes del mundo como se están dando en América Latina y Asia pretenden fortalecer el entendimiento y fomentar la cooperación entre países que deban contar con otros mejor posicionados o económicamente más solventes. Sin embargo, las desavenencias que se acrecientan por las mutuas desconfianzas entre los potenciales socios dificultan avances sólidos en el desarrollo socio-económico de territorios en vías de crecimiento sostenible.




Es en estos términos que llega 2009 con su amenazante crisis mundial. Cada país con sus particulares idiosincrasias será sometido a las amenazas del descrédito de un sistema económico que apenas aunar credibilidad en un ambiente de creciente desconfianza.




Las Economías Emergentes & El Desarrollo Sostenible




Es innegable que los países emergentes, entre los que habría que destacar a Brasil, China, India e Indonesia, no sólo aglutinan la mayor parte de los avances en desarrollo industrial sino que también constituyen una parte relevante de la población mundial con mano de obra barata cada vez más cualificada, además algunos con importantes fuentes de recursos naturales estratégicos para el desarrollo competitivo.




El reto ante situaciones de crisis evidentemente se centra en la capacidad de cualquier colectivo a innovar hacia la competitividad en los productos y/o servicios prestados. Sin embargo, en este incipiente instante del Siglo XXI, la explosión del sistema económico en cual el mundo occidental se había acomodado ha pillado a los estamentos directores financieros desprevenidos.




La fuerte presión de los grandes grupos de lobby ha retrasado muchos cambios que hubiesen perjudicado a intereses creados de las empresas transnacionales, aún con el riesgo de perjudicar tanto la economía mundial como la conservación del medioambiente global. Es con ese apoyo que muchos proyectos se han llevado a cabo en los mercados emergentes con los perjuicios ocasionados sobre el entorno mundial que irán pasando factura en las próximas décadas.



Del mismo modo, ha habido una despreocupación en la capacidad real de consumo de las sobredimensionadas poblaciones en países del tercer mundo, eludiendo hasta la responsabilidad ética de colaborar en facilitar la cobertura de las necesidades humanas mínimas. Se ha metido con calzador el modelo consumista capitalista en antiguos territorios de corte comunista, siendo la China Continental el ejemplo más destacado aunque no la única.
Lo que no parece haberse tenido en cuenta en estas últimas dos décadas de apertura de los países de corte socialista-comunista es que la introducción del modelo consumista no tiene porque llevar parejo la implantación del tan deseado modelo democrático del mundo occidental. Mientras que los países europeos, ex-socios de la desaparecida URRS, se dividieron en su búsqueda de soluciones a su orden político en el escenario social, el posicionamiento chino ha sido una apertura mesurada hacia occidente sin por ello perder sus grandes líneas en política interna de corte comunista.




Las idiosincrasias de cada cultura con sus regímenes socio-económico y político a lo largo de décadas y hasta siglos no se alteran en su esencia por mucho cambio que suceda en su aproximación al foro democrático internacional. Ello marca las pautas de conducta en sus respectivos procesos de integración a la sociedad mundial y a su emergencia del subdesarrollo.
La mayor prueba es la certeza de mi exposición es la negativa de los Estados Unidos de América a ratificar el Tratado de Kioto sobre el cambio climático que vence en 2012. El Presidente-saliente Bush retiró a su país del acuerdo en 2001 aludiendo la injusticia del protocolo por referirse solamente a los países industrializados. Rusia no lo ratificó hasta 2004, después de conseguir un compromiso de la Unión Europea que costeara la reconversión industrial que el protocolo le obligaría llevar a cabo.




Solamente los países de la Unión Europea han sido los abanderados del citado protocolo y los que han luchado para mantener las líneas maestras en la ronda de Bali, preparatoria de la siguiente cumbre sobre cambio climático a celebrar en Hawái. A pesar de ello, varios estados europeos de las cuales habrá que destacar a España, no cumplen con lo pactado en el Protocolo de Kioto. Ello conlleva un incremento de la emisión de gases a la atmósfera con el contrapeso de posibles sanciones a nuestra ya poco competitiva industria.
No sólo en España sino en el mundo entero, la clave en el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero radica en buscar energías alternativas tanto para las industrias como para el uso doméstico.




Las Nuevas Energías & El Nuevo Orden Mundial




Por un motivo que ignoro, numerosos estamentos desvinculan el análisis del cambio climático de la actividad económica mundial a corto, medio y largo plazo. Cada parte implicada sesga su estudio a lo que ataña únicamente a sus intereses, sin valorar el efecto del cambio climático en el conjunto mundial socio-económico y hasta político.




El debate sobre las energías ha centrado su discusión nuevamente en la conveniencia de retomar la energía nuclear como la fuente alternativa al petróleo. El lanzamiento de combustibles que emplean productos agrícolas ha sido muy criticado por el efecto nocivo que parece tener sobre los precios de tales materias primas y sus consecuencias sobre todo en los países subdesarrollados con poblaciones hambrientas.




Si analizáramos el asunto de las fuentes energéticas, tradicionales y nuevas, debemos aparcar nuestras propias convicciones que pudieran influir en la consideración de los hechos. La ciudadanía muchas veces es arrastrada a opinar sobre temas tan relevantes como el energético fuertemente influenciado por las noticias que se lanzan a través de los medios de comunicación. Es evidente que hay dos posturas enfrentadas bastante extremas en el asunto del cambio climático y las energías del futuro que deben evitarse – la puramente económica y la rabiosamente ecologista.




Seguidamente hago un análisis comparativo de las alternativas y sus efectos positivos a corto plazo y los negativos a largo plazo :-


Tipo de Energía : A Favor A Corto / En Contra A Largo




NUCLEAR : Energía más barata / Residuos contaminantes


peligrosos acumulados




TÉRMICA : Instalaciones que ya están amortizadas / Muy contaminantes y dependiendo de los suministros de petróleo y del carbón



SOLAR : Elevada inversión en su implantación con carestía para usuarios / Energía barata y limpia para zonas soleadas




EÓLICA : Inversión inicial elevada con falta de expertos para su mantenimiento / Energía barata y limpia para zonas con corrientes de aire permanente



BIO-COMBUSTIBLES : Efecto sobre precios agrícolas y alimentos / Con planificación agrícola, energía barata menos contaminante con posible generación de puestos de trabajo en zonas agrícolas




HIDRÓGENO : Reducción de gases contaminantes sin elevado coste de producción / Dependencia de materia fósil en permanente disminución





Cada lector puede juzgar por si mismo que tipo de energías considera más convenientes a medio-largo plazo tanto en su entorno más próximo como a nivel global. No debemos olvidar que no es suficiente implementar una política a nivel de la Unión Europea cuando los demás grandes contaminantes, China y Estados Unidos, sigan lanzando sus emisiones a la atmósfera.




Además, el cambio climático no se puede dejar de considerar dentro del contexto socio-económico mundial. Sin llegar a los mensajes catastróficos extremos de las organizaciones ecologistas y de nada menos que un Premio Nobel de la Paz y antiguo Vice-Presidente de Estados Unidos, Al Gore, el mundo en su totalidad debe concienciarse que los excesos en consumo energético a todos los niveles no pueden contribuir a la conservación del ya deteriorado medioambiente del planeta. Los excesos cometidos comienzan a pasar factura tanto en el clima como en la economía.




El “nuevo orden” socio-económico para el Nuevo Milenio requiere una renovada concienciación de una sociedad multi-cultural cada vez más globalizada. El efecto encadenado impide desligar la política internacional de los asuntos sociales y económicos de todos los estados existentes en el panorama mundial. Se hace impracticable considerar los avances de un país sin tener en cuenta el efecto en cascada, positivo o negativo, que pudiera tener sobre el resto de los países de su entorno inmediato o hasta del mundo entero.




El otro día leí un reportaje de un corresponsal español en Asia en la cual al comentar sobre un posible movimiento en Japón del retorno al campo de los parados, hacía unas observaciones tendentes a cuestionar a otras culturas. La consecuencia de su artículo fue comentarios críticos a la mezcla de culturas, evidentemente de personas que quizás ni siquiera hubiesen jamás pisado Extremo Oriente. Precisamente, esa es la actitud desdeñable que habrá que evitar porque el “nuevo orden” del Siglo XXI ya no permite darse la espalda ni culturalmente ni económicamente. El invento de la globalización tan beneficioso en su momento para los intereses económicos de los grandes capitales ha abierto la veda a los múltiples flujos en todos los demás terrenos de la vida social, económica, política y religiosa de las distintas razas con sus respectivas culturas.




Lo que siempre ha formado la base de la pirámide socio-económica mundial, tal como pronosticó Prahalad han trepado a la cúspide en número y potencial de consumo; hasta tal punto de que se ha alcanzado a invertir la pirámide, con los millones de asiáticos, latinoamericanos y africanos como el mayor mercado destinatario de futuras producciones y servicios. Ni siquiera juntando las poblaciones del América del Norte y Europa se superaría el sumando de todos los países subdesarrollados y en vías de desarrollo. Ese es el “nuevo orden” socio-económico del mundo en el Nuevo Milenio.




La Deshumanización de las Naciones Desunidas




Estos primeros años del Siglo XXI han abarcado numerosos sobresaltos que vienen a avisar los retos cada vez más arriesgados a las cuales deberá afrontar la comunidad internacional. Los pactos bilaterales tienden a disminuir e intuyo que pronto caerán en desuso, para ser sustituidos por los acuerdos multilaterales en escenarios de colectivos que agrupen intereses territoriales o temáticos.




Los organismos establecidos por los vencedores de la II Guerra Mundial han mostrado que adolecen de la autoridad y hasta de credibilidad para marcar las pautas de conducta de interacción en los estados que estuvieran adscritos a sus regímenes de gobierno mundial. Me refiero tanto a la Organización de las Naciones Unidas como organismo político supremo y a los brazos económicos salidos de Bretton Woods, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.




Al verse sacudido el mundo occidental por el sorprendente acto terrorista en el corazón del mundo financiero y en suelo estadounidense que produjo la demolición de las Torres Gemelas el 11 de setiembre de 2001, se derrumbó del todo el mito de la inviolabilidad del territorio norteamericano. No había sufrido ningún ataque enemigo desde aquél otro de la aviación nipona contra Pearl Habor (Hawái) el 7 de diciembre de 1941, que obligó a Estados Unidos a declarar la guerra a Imperio Nipón al día siguiente. En algo más de medio siglo, la hegemonía norteamericana había regido un mundo occidental democrático en aparente paz.



Lo que ya a veces se olvida es que siempre han existido confrontaciones hasta en el propio seno de la ONU, con frecuentes aplicaciones del veto de los cinco países (China Nacionalista después sustituida por China Comunista, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la desaparecida URSS ahora representada por Rusia) considerados grandes potencias a instancias de los promotores de dicho organismo. La ONU en estos últimos lustros ha sido incapaz de consensuar demasiadas resoluciones que se llevaran a efecto con todas sus consecuencias y las grandes potencias han sido los primeros en violar tales decisiones según sus propios intereses.




En este último lustro desde el 11-S, la intensificación de las luchas en Afganistán, la invasión de Irak y los atentados de Madrid y Londres han creado una psicosis del terror, dividiendo nuevamente el mundo entre “buenos y malos”, “demócratas y tiranos”, “libres y sometidos”. La inutilidad del organismo mundial con 192 estados miembros, supuesto foro del entendimiento desde la creación de su Carta Magna el 24 de junio de 1945, ha sido demostrado incidente tras incidente, un conflicto sobre otro, ejecuciones de unos tiranos y permisividad de otros a lo largo de los 63 años de su Historia.




Las maniobras políticas se han sucedido para captar las fidelidades en bloques que han vuelto a resucitar el fantasma de las rencillas y rencores jamás eliminados tras la segunda gran conflagración de los años ’40. Ni el Grupo de los No Alineados, menos los partidarios a ultranza de las posturas estadounidense o comunista, han mostrado voluntad de poner en práctica los principios fundamentales de una Carta Magna frecuentemente ninguneada y pisoteada. Es esa patente desunión de los miembros en la avaricia de arrimar las ascuas a su sardina que nos ha llevado a esta enésima crisis. Una organización diseñada para ser guardián de la paz mundial subsiste impotente ante los envites provocadores de estados que se sienten por encima de las reglas olvidadas de la convivencia en libertad de los demás pueblos.



Con el crecimiento de las poblaciones en continentes azotados por sequías y pestes, el mundo desarrollado se muestra insolidario con las tribulaciones de aquellos que sufren enfermedades y hambruna. Las fotografías de niños esqueléticos que languidecen hasta su muerte en brazos de madres igual de desnutridas ya no despiertan alarma entre esta sociedad endurecida tras décadas de despilfarro en el consumo y aparente abundancia.



El mundo no permanece unido en una organización de naciones sino que encrudece la pugna implacable de aumentar su cuota de poder y si nivel de riqueza sin miramientos. Se arranca un nuevo siglo y milenio donde las Naciones Unidas bien podría llamarse la Organización de las Naciones Desunidas.




El Polvorín de Oriente Medio – Desaciertos en Política Exterior de las Grandes Potencias




Nadie ya parece recordar o quizás muchos nunca llegaron a saber exactamente lo sucedido en todo el territorio de Oriente Medio desde finales del Siglo XIX hasta 1945, y posteriormente hasta hoy salvo lo que salió en primera plana de los medios a partir del 11-S. Quizás ni se hubiese hablado de Osama Bin Laden ni de Sadam Hussein si no hubiese sufrido Estados Unidos los ataques terroristas islámicos aquél fatídico martes de setiembre de 2001.




La simiente del mal se sembró en los repartos geográficos de otras confrontaciones a finales del Siglo XIX y el primer gran conflicto mundial a principios del Siglo XX, con el Mandato Británico sobre los Territorios de Oriente Medio (manera soterrada de reparto de los expolios de guerra) por la Liga de Naciones. El territorio de Palestina que había pertenecido al Imperio Otomán pasó al control del Imperio Británico, en su deseo de controlar el estratégico Canal de Suez, operado por una compañía francesa en la cual los británicos habían logrado el 41 % anteriormente perteneciente al Pachá de Egipto. El Imperio Británico no podía dejar tal paso estratégico en manos de un adversario colonizador de Oriente. Así pasaron los años hasta la eclosión de una nueva confrontación mundial, esta vez con otro imperio creciente en el escenario., los Estados Unidos de América.




Sin embargo, todo lo actual en Palestina y Oriente Medio tuvo su comienzo el 12 de abril de 1945 cuando por el fallecimiento del Presidente Franklin D. Roosevelt, su Vice-Presidente, Harry S. Truman asume la Presidencia de los Estados Unidos de América. El trigésimo tercero Presidente de Estados Unidos copó el mayor número de acontecimientos mundiales que pudiera haber vivido cualquier mandatario de esa gran potencia. Vivió el fin de la II Guerra Mundial, ordenó el único lanzamiento de armas nucleares contra un país enemigo ya derrotado, instigó la fundación de la ONU, metió a su país y a los demás Aliados en la Guerra de Corea, fijó las ayudas a Europa a través el Plan Marshall y estableció la Guerra Fría con la URSS. Quizás haya sigo el mandatario estadounidense más impopular al fin de su mandato y también históricamente es el gobernante norteamericano que más perjuicio ha causado al mundo en los diferentes frentes que ha dejado abiertos. En relación con Oriente Medio, Truman impuso su posición dominante dentro del campo Aliado para imponer su postura pro-sionista al gobierno británico que había pasado a una postura menos favorable a los judíos europeos. Truman obliga a la Gran Bretaña a emitir 100.000 visados para judíos europeos para su entrada en Palestina, donde se establecen en un territorio dividido por imposición Aliada en aproximadamente un 40 % para los palestinos, otro 50 % para los judíos y un trozo como zona internacional o neutral, entre los que figuraba la ciudad de Jerusalén. Esa entrada masiva de judíos es el comienzo de las confrontaciones que desembocaron con la creación de un estado judío en 1948, siempre con el beneplácito norteamericano y la algo forzada colaboración británica con Anthony Eden al frente.




Desde entonces, la paz no ha existido en ese territorio sino que ha habido treguas de mayor o menor tiempo, con permanente desconfianza y recelo entre las partes. Mientras que se apoyó desde la ONU la creación del Estado de Israel, pasando a ser un país miembro, el territorio palestino no ha disfrutado de la misma suerte. Siguen hoy sin ser un estado reconocido sesenta años después. El efecto acumulado de rencores y hasta odios por las distintas acciones, legítimas según la parte que la defienda, han traído la muerte y el dolor a un territorio que parece maldito desde tiempos de los romanos.




La ineficaz intervención de las grandes potencias y los numerosos intereses creados que no se limitan a la franja que controla el Canal de Suez sino que se adentra a todos los campos petrolíferos de Medio Oriente, no han hecho más que complicar una solución pactada en el foro de naciones que debe ser las Naciones Unidas. Cuando hay una resolución en contra de Israel, allí sigue teniendo a su valedor desde épocas de Truman para aplicar el veto. A la inversa, los excesos, que los ha habido, por parte de los países árabes, ha sido la desaparecida URSS la que imponía el veto. Con tal impase, en seis décadas toda resolución razonable ha sido frustrada por los benefactores de las posturas encontradas. De Palestina se ha extendido tal confrontación permanente a otros frentes de Medio Oriente, Afganistán o el Golfo Pérsico, que han desembocado en la identificación de un “eje del mal” por George Bush, alimentando el odio hacia los territorios islámicos supuestamente nido de todo el terrorismo internacional.





Las acciones llevadas a cabo como réplica al atroz atentado a las Torres Gemelas el 11-S han acabado produciendo millares más de muertos, en su gran mayoría civiles inocentes que quizás jamás tuvieron que ver con la acción terrorista que se pretendió vengar.




Del mismo modo, la escalada de terror ha ido en ambas direcciones, con un lamentable aumento de los odios entre las partes, en un escenario internacional que unos son buenos y otros los malos. ¿Cuál es cual? Pues dependerá del lado de la valla psicológica que Bush ha querido establecer al decir, “... los que no están con nosotros, son nuestros enemigos ...”




El fin del segundo mandato Bush podría poner un fin a este régimen de aspaviento que únicamente ha azuzado a los fanáticos hacia los actos de terror que hemos vivido intensamente durante casi una década. La credibilidad perdida es el mayor reto que tendrá el Presidente-electo Barack Obama. Y la resolución del asunto palestino una de las asignaturas pendientes.





Fernando Fuster-Fabra Fdz.
Relaciones Internacionales




2009 - El Año de la Transformación del Talento