domingo, 27 de diciembre de 2009

DESARROLLO SOSTENIBLE: MEDIOAMBIENTE, EMPRESA Y EL CAPITAL HUMANO



No basta con legislar aunque se legisle bien. La ejecución de cada ley es asunto de todos, de cada uno de los actores en el escenario social y económico. Además, a España le toca vivir en el marco de un entorno político más amplio desde que se incorporó de pleno derecho hace dos décadas a la Unión Europea.

El estrepitoso fiasco en la Cumbre del Cambio Climático de Copenhague nos viene a demostrar que hasta la fortaleza económica del conglomerado europeo de 500 M de habitantes no es suficiente para volcar las voluntades de estados emergentes con seis veces más población. Ni el poderío económico estadounidense pudo imponer su supuesta hegemonía sobre los designios globales a la cada vez más poderosa pero vulnerable China. El acuerdo de mínimos pactado por EE. UU. con China, India, Brasil y Sudáfrica a espaldas de la UE ha sido un juego sucio que acabará siendo un boomerang que le volverá en cuestión de pocos años.

Como telón de fondo el 18 de diciembre de 2009, pendía la lenta muerte anunciada de un organismo cuya inutilidad se hace más patente con cada día que pasa. La ONU como foro de debate hacia el consenso ha tocado su fin. Incapaz de conseguir un logro beneficioso para toda la Humanidad, ¿cómo podrá de aquí en adelante pretender ser el velador de la paz y la justicia social? Ni siquiera ha sido capaz de llamar al orden a los países miembros de sus órganos económicos agrupados en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

En España, el problema del cambio climático va mucho más lejos que el mero control de las emisiones de CO2 o su justificación económica mediante la compra de los derechos de emisión de países pobres o en vías de desarrollo. España tiene en común con los vecinos del continente africano el alto riesgo de desertificación. Asimismo, comparte con los países ribereños del Mare Nostrum (a propuesta de Sarkozy se formó un nuevo con sede en Paris y sub-sede en Barcelona) los problemas de la contaminación marina y de las mareas cambiadas que pudieran inundar las zonas costeras. ¿Dónde se consideran en esta Ley de Economía Sostenible estos asuntos? Tal como está redactado en su borrador, ni se considera el asunto primordial del agua ni se tiene en cuenta que dentro de 25 años, es más que probable que las algas serán una importante fuente de alimento en sustitución de las hortalizas que dejarán de cosecharse, y hasta de la carne cuya producción resulta tan contaminante para la atmósfera.

Por lo tanto, las nuevas leyes que lleven la palabra “sostenibilidad” (palabro según la RAE, al aún no considerarla oficial) no pueden pararse en lo económico. Tiene que abrirse hacia las verdaderas causas que hacen “insostenible” la avaricia de los gestores de lo económico en un entorno mundial que ya ha pasado de un libre mercado a otro globalizado donde todo vale con tal de que gane más.

Y aquí es donde entran en escena las empresas y sus directivos.

España es un país netamente de servicios. Intentar confundir al público hablando de nuestra industria como si fuéramos una potencial industrial al estilo alemán es casi un delito. Claro que tenemos industria pero sometida en su gran mayoría a controles foráneos y/o patentes extranjeras.

El sector notablemente industrial en España es el del automóvil con sus numerosas fábricas en numerosas regiones – Andalucía, Aragón, Castilla-León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra – con empleos indirectos en todas las demás por el suministro de componentes. ¿De qué marcas estamos hablando en este sector? Hasta la única marca española, SEAT, es propiedad de la alemana VOLKSWAGEN.

La actividad industrial que habrá que potenciar es la innovadora, donde el know-how es netamente español, quedándose el beneficio del conocimiento y el talento de nuestras gentes en las arcas del Estado Español. Para ello, hay que dejar de cegarse con las grandes elocuencias de los interlocutores multinacionales que cuando vienen a invertir, lo primero que espetan es – ¿Cuánto hay en subvenciones si vengo a España? Hasta lo dicen cuando tienen que reflotar industrias en España que funcionan bien pero que pertenecen a empresas mal gestionadas en EE. UU., Alemania, Francia o Japón. Basta con mencionar a GENERAL MOTORS, dueño de OPEL, a su vez propietario de la planta de Figueruelas (la mejor planta de producción en Europa).

También hay que dejar de servir a los grandes empresarios del sector servicios, que en su rutina de beneficios seguros han sido incapaces de poner al día sus actividades, haciendo que sectores tan rentables como el del turismo, hoy no ingresen lo que deberían. No menciono más por no extenderme en análisis de cada sector y problema.

Además, España adolece de un exceso de intermediación en su cadena de suministro en todas las actividades llamadas “productivas”. Es una palabra que a mí como profesional me parece caduca para los tiempos que estamos. Prefiero hablar de rendimiento neto.

Si redujéramos intermediarios, los agricultores no estarían tan perjudicados y su auge permitiría una ordenada redistribución de la población activa, con la consecuente conservación del entorno rural. Sólo en esta acción, ya estábamos contribuyendo a un reajuste automático favorable al medioambiente. Si no dejáramos que unos grandes almacenes vendieran productos financieros o que las entidades financieras no vendieran vajillas y cacerolas, igual daríamos un respiro a los pequeños comercios y a los profesionales asesores en inversión.

Asimismo, una supervisión de las actividades empresariales y márgenes de beneficio eliminaría la existente monopolización del negocio en manos de los más fuertes económicamente. No hay que olvidar que España es un país de micro-empresas y pequeñas empresas. Para llegar a contabilizar a las verdaderamente medianas empresa, no necesitamos más que unos minutos. Y si de grandes empresas estamos hablando, pues igual las mencionamos en un santiamén.

Para justificar mi afirmación, es suficiente decir que Hacienda solamente tuvo que convocar a 27 directivos para informarles de sus políticas de recaudación y pedirles su colaboración. Estas empresas constituyen el 40% de la recaudación de las arcas públicas pero no empleen ni el 10 % de la población activa de este país. ¿Se gobierna para esta élite o para los casi 50 M de ciudadanos españoles y residentes inmigrantes que contribuyen el otro 60% de los ingresos?

El 80% del empresariado español pertenece al perfil de PYME o micro-empresa, precisamente los que peor están sufriendo la falta de financiación de entidades financiera desde el comienzo de la crisis. ¿Por qué no habilita el ICO directamente los créditos a estos empresarios en lugar que seguir entregando avales para créditos con los bancos y cajas que no abren el grifo? Si hace falta reformar los estatutos del ICO, ¿a qué está esperando el Gobierno?

Y aquí viene el capital humano español.

Tenemos de los mejores profesionales con talento que muchos otros países desearían tener. Allí la prueba de como acogen en EE. UU. y países europeos a españoles no sólo en investigación sino también en puestos directivos en distintos sectores. ¿Por será que no florece ese talento en nuestro propio país?

Les doy la respuesta, y además la verdadera solución a cualquier tipo de crisis económica. No fomentamos que brote el talento. No lo han hecho los sucesivos gobiernos de la democracia, menos lo hacen los empresarios que no tienen capacidad de evaluación del valor de sus recursos humanos.

Algunos empresarios no tienen dotes para poder evaluar justamente la valía y el talento de sus empleados. Otros no quieren darles el justo valor para no tener que abonar los justos emolumentos de tal talento. Y en las grandes o medianas empresas, los mandos intermedios actúan de filtros sucios para que las respectivas direcciones no sepan lo que han entre sus filas. Así se afianzan en sus puestos y no tienen riesgo de competencia.

Ni las agrupaciones empresariales ni los sindicatos han corregido estos errores de percepción. Peor aún, con su pasividad o “mirar hacia otra parte”, perpetran a diario numerosas injusticias. Muchos excelentes trabajadores acaban desmotivados y hasta quemados. De allí el menor rendimiento neto individual y la falta de competitividad del conjunto empresarial.

Y ya para cerrar, formulo estas preguntas a todos los que estamos implicados –

¿Qué beneficio obtienen los sindicatos cada vez que dan el visto bueno a una ERE de una de las grandes o medianas empresas?

¿Cuántos trabajadores en paro han pactado con sus empresas sus despidos como improcedentes para poder cobrar el paro de modo irregular?

¿Cuánto parado que accede a la prestación de desempleo actualmente sigue trabajando en su antigua empresa u en otra, constituyendo la economía sumergida que ni cotiza ni liquida impuestos?

Puedo afirmar sin temor a equivocarme que por lo menos unas 800.000 personas de los que actualmente figuran en las listas del paro, o bien podrían trabajar en otros empleos o tienen alguna situación dudosa en su despido (por parte de la empresa o de la suya o por pacto entre ambos). Y hay otro millón de trabajadores que sin un reciclaje en profundidad, jamás encontrarán un puesto de trabajo ni cuando acabe este ciclo de crisis.

¿Quién hace por transformar todo este talento mal aprovechado?




Fernando Fuster-Fabra Fdz.

Consultor Estratégico

sábado, 12 de diciembre de 2009

¿ECONOMÍA O DESARROLLO SOSTENIBLE?

Completado el ciclo de propuestas que se iniciaron con los presupuestos 2010 y que han culminado con el debate sobre la propuesta de ley titulada Ley de Economía Sostenible, estamos en condiciones de hacer una valoración estratégica de las medidas gubernamentales para afrontar la crisis en sus distintas vertientes que afectan a España y a todos los que residimos en este Estado.

Quiero referirme a la carta abierta que he enviado y al mismo tiempo publicado en mi blog, dirigido a la Vice-Presidenta 2ª y Ministra de Economía, Dª Elena Salgado Méndez, en relación con las medidas tomadas para 2010 en relación con la crisis que nos azota.

http://carta-a-elena-salgado.blogspot.com/

Además, de lo dicho de modo resumido en el escrito, quisiera explayarme en el análisis de la “verdadera crisis” y como el enfoque de soluciones requieren mucho más que tibias medidas que se van desvelando poco a poco, como si el Gobierno estuviera temeroso de una reacción adversa a posibles medidas impopulares que tarde o temprano tendrán que emprenderse.

Mi rechazo al término “economía sostenible” no pretende hacer desmerecer a las medidas propuestas por el equipo económico. Ningún grupo parlamentario puede dejar de admitir (aunque sea para sí mismos) que en líneas generales, las medidas propuestas son necesarias. Y como ciudadano y experto en estrategia, añado – pero son insuficientes para atajar el problema en toda su magnitud de sostenibilidad y progresión hacia la innovación competitiva.

Aquí es donde deseo argumentar la notable diferencia entre “economía sostenible” y “desarrollo sostenible”.

Cuando se ha hablado de “economía sostenible” en el seno de la Unión Europea, los economistas han pretendido dar una denominación a una política común financiera que amparara la ya consolidada moneda única. Ello es debido a las distintas fases y velocidades que han permitido llegar a la actual Unión de 27. A pesar de planes de cohesión en primer lugar y el actual de convergencia, los Estados Miembros mantienen unas distancias notables en alcanzar las exigencias impuestas en su día en Maastricht hace ya más de una década. Entonces, en una etapa creciente de las economías, lo que se pretendió fue equiparar las más rezagadas con las más desarrolladas. Hoy, esos principios no tienen validez en parte al haber sucedido una serie de contratiempos ya en esta primera década del Nuevo Milenio. Además, las reticencias de los socios más influyentes han impuesto barreras para una plena integración económica allá donde se concedió un visto bueno a la incorporación política. Esta situación viene arrastrándose desde la época Delors donde lo económico-político copó la prioridad, dejando los asuntos sociales para más adelante.

Mientras la mini-crisis de principios de década casi no alteró a las grandes potencias, sí afectó a los países en vía de desarrollo hasta tal punto que pudo haberse desestabilizado el concepto de globalización de mercadas en marcha. Es en ese momento que nace el G-20, que en la última Cumbre de Pittsburgh toma el relevo de la G-8, sin aún ver exactamente lo que vaya a aportar este nuevo foro tras tres cumbres y un año de tejes manejes.

El “desarrollo sostenible” es un concepto más completo y bien ideado con posibilidades de cubrir en la totalidad las necesidades de una población mundial aún sumergida en claros contrastes entre países desarrollados, en vía de desarrollo y sumergidos en la pobreza. Como destaco en el escrito a la Sra. Salgado, el comité presidido por la Dra. Bruntland hizo un magnífico trabajo que resultó en el informe de 1987 en el seno de las Naciones Unidas. Los que hemos trabajado sobre las bases de esas conclusiones hemos visto que no hay otro camino para el desarrollo equitativo en el planeta que no tome los tres puntales de referencia – las sociedades del mundo con sus respectivos ciudadanos, la conservación del medioambiente y de los recursos de cada estado existente y un flujo económico entre estados sin barreras proteccionistas.

Para su aplicación, se necesitaba unos organismos mundiales competentes y efectivos, que tuvieran el respaldo solidario de todos los estados con más recursos no sólo económicos sino de medios estratégicos, que prestaran a los menos desarrollados su apoyo monetario, know-how y habilidades de gestión para que esos estados pudieran salir de sus condiciones primarias de desarrollo y de la pobreza de sus poblaciones. Sin embargo, desde los ’80 hasta la fecha, la globalización solamente ha servido los intereses de los más poderosos para doblegar aún más a los países en vías de desarrollo y a los sub-desarrollados con recursos naturales. Aprovechándose de la mano de obra barata, se ha producido para después aplicar barreras protectoras al ver los mercados desarrollados desbordados por productos baratos que compitieran con producciones de calidad pero más caras. La ONU cada vez ha pintado menos y con ella los organismos económicos como el FMI y el Banco Mundial.

En ese mare magnun de la globalización, alentado por los nuevos medios de comunicación inmersos en las TIC, el mundo desarrollado y dominante en lo económico miró hacia otro lado en todo aquello que suponía la protección del medioambiente y el apoyo social a los menos favorecidos. Hoy, estamos cosechando los efectos de aquellos que con su avaricia han ganado enormes sumas en operaciones no siempre transparentes pero han hundido al conjunto de estados en una crisis económico-financiera sin parangón.

Es por ese motivo, y revierto a España, que una ley que se limite a hablar de la “economía sostenible” ofrece poco para las necesidades del momento crítico actual. Además, ninguna ley es garante de que su promulgación vaya a tener el 100% del efecto deseado, por cual motivo, hay que adosarle los medios para llevar a cabo su eficaz implementación. Y aquí tropezamos con las responsabilidades subrogadas en las Administraciones Públicas de las Autonomías.

Después de leer todo lo que la Ley de Economía Sostenible abarca en las distintas acciones anunciadas primero por la Sra. Vice-Presidente 2ª y después ampliada (con añadidos) por el Presidente Rodríguez Zapatero, pregunto al Gobierno, ¿qué medios ha previsto para garantizar el fiel cumplimiento de la ley después de su supuesta aprobación y redacción del reglamento pertinente?

Como experto en estrategia, debo recalcar que únicamente se considera estratégico aquel plan que incorpora acciones, recursos & medios y programa los tiempos de ejecución. Todo lo demás es mera táctica puntual que jamás entra ni siquiera en el medio plazo. Como a mi entender por las palabras del Sr. Presidente, esta ley pretende diseñar un plan de largo alcance hasta 2020, o el Ministerio de Economía se está reservando bazas de negociación al estilo del anuncio de una posible reforma laboral en el discurso del Sr. Presidente, o es que se piensa tácticamente ir añadiendo trozos al rompecabezas según respiren los distintos grupos parlamentarios.

Y aquí es donde creo que pudiera radicar el quid de la cuestión. Los términos empleados a lo largo de los debates en 2009 no me gustan ni me convencen.

Como experto, digo que no tenemos que hablar únicamente de productividad en un estado como el español que es mayoritariamente de empresas de servicios. Se debe hablar de rendimiento. Mientras que la productividad refleja el resultado económico de una inversión efectuado en un proceso de producción o fabricación en un periodo de tiempo laboral de un número de trabajadores, el rendimiento contempla la capacidad de generar beneficios en ese mismo tiempo considerando el óptimo aprovechamiento de los recursos y la creación de un valor intangible adicional muy valioso imputable al desarrollo de una idea innovadora.

Aquí el reto que enfrenta a un empresariado entre “abaratar costes” recortando plantilla o apostar por el requisito real de la innovación, que es generar ideas innovadoras con el talento de la plantilla que “potencie cada Euro invertido”. Mientras que para la mayoría de los empresarios, un empleado es un gasto, en este momento preciso, debería saber convertir ese gasto en inversión mediante la aportación del talento como valor añadido de la empresa. No resolverá la crisis recortar gastos como predican algunos convencionales sino en emplear mejor cada unidad monetaria para sacar el máximo provecho de tal desembolso. Hay que convertir todo lo que sea posible de gasto a inversión y encima tener el remanente que aporta el talento de las respectivas plantillas.

Esta política estratégica no sólo debe aplicarlo el empresariado sino que también debe ser aplicado por las respectivas Administraciones Públicas. Y aquí hago mención del Plan E. No discuto que momentáneamente las inversiones del Gobierno han creado 400.000 puestos de trabajo y que probablemente han evitado el cierre de muchas pequeñas empresas. Lo que insisto, y el tiempo lo demostrará, es que esa misma inversión, con toda certeza, podría haber producido por lo menos otros 100.000 puestos más y haber salvado a muchos otros autónomos y otras tantas micro-empresas. Para citar un ejemplo de un gasto superfluo que ha sido catalogado como inversión del Plan E – la construcción de una réplica de la Puerta de Brandemburgo en Torrejón de Ardóz con un presupuesto millonario. Pregunto, ¿con qué fin? ¿Quién aprobó semejante despilfarro? Podría citar varias docenas de proyectos que he estudiado y cuyos presupuestos y/o objetivos no recibirían el visto bueno de una comisión de control competente.

Lo mismo sucede en el seno del 80% de las pequeñas y medianas empresas de este país. Hay gastos innecesarios, algunas con fondos provenientes de subvenciones europeas, estatales o autonómicas, que pudieran invertirse en otros conceptos de mucho mayor rendimiento. En ocasiones, sobre todo entre autónomos y micro-empresas, la falta de información y de habilidades directivas hacen que los empresarios tomen acciones equivocadas. Pero también hay entre nosotros aquellos que saben bien como moverse entre la legalidad y la picaresca, como es el caso del IVA, las cotizaciones de la SS.SS. y los despidos pactados para después crear mayor economía sumergida. ¿Es eso lo que contribuye a salir de la crisis?

Y desde el Ministerio de Economía & Hacienda, ¿es más necesario tener más intermediarios, aunque sean expertos, como mediadores entre los empresarios y los bancos a cargo del presupuesto del ICO o es preferible contratar 60 nuevos Inspectores de Hacienda y/o de la Inspección del Trabajo para sancionar a los empresarios infractores? Además, de crear una competencia desleal y entrar en una posible contradicción legal al contratar pre-jubilados, ¿de que servirá esa mediación si al final la decisión de la concesión del crédito sigue siendo potestad de la entidad bancaria?

Lo que procede es una transformación radical más que meras reformas sobre un modelo caduco. No se puede seguir insistiendo en fórmulas ya obsoletas. Cambien Uds. el ICO para que vuelva a haber una entidad de “crédito oficial” abierto directamente a los emprendedores. Después de ver lo que los bancos hacen con los avales sin abrir de nuevo el crédito ni al empresario ni al ciudadano, ¿por qué seguir comprometiendo la liquidez del Estado hasta el punto que S&P ponga nuestro rating en cuarentena? A veces me pregunto si corre sangre por las venas de los funcionarios y empresarios de este país. Ya sabemos que no todos tendrán la agilidad mental y determinación de actuar que tiene un Emilio Botín pero es que llevamos un año sin reaccionar inmersos en dialécticas y críticas de aquellos que deberían arrimar el hombro al Estado y aportar ideas para salir de esta situación. De poco sirve lamentarse, revisar datos históricos, buscar culpables o hacer previsiones que no se sostienen a los 30 días.

La clave no está en reformas a la antigua usanza sino en una valiente transformación del modelo. Y esa transformación debe estar asentada sobre nada menos que el talento acumulado de casi 47 M de españoles y residentes foráneos, con su rica diversidad, en este Estado Español en cual vivimos, trabajamos y deseamos pertenecer.

¿Por qué se niegan a ver esa realidad?

Fernando Fuster-Fabra Fdz.

Consultor en Asuntos Estratégicos Internacionales

Nota del Autor: En otro blog, analizaré el tema social y todo lo relacionado con el cambio climático.

martes, 29 de septiembre de 2009

LA ESPAÑA QUE VA Y LA EUROPA QUE VIENE (2)

Hace dos semanas, Krugman publicó un artículo titulado “¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?”.


Su análisis histórico podría ayudar a entender la fe ciega que hubo en la Escuela de Chicago de Friedman en su teoría de la macroeconomía, que trajo consigo el falso boom con Reagan y Thatcher y su posterior deterioro hasta la crisis sin parangón de hoy. Sin embargo, no contesta a la pregunta planteada. El error no ha sido sólo de los laureados economistas del continente norteamericana sino de la gran mayoría de los economistas del mundo. Hasta aquellos que no mantuvieran una defensa a ultranza de la teoría de macroeconomía neoclásica de Chicago, dieron poco crédito que el sistema se había instalado en lo que Keynes bautizó como “economía de casino”.

Al no ser economista, me resulta más fácil y objetivo observar las actuaciones de estos profesionales desde una perspectiva distinta. Y es con esa garantía que formulo una respuesta a la pregunta de Krugman. Afirmo que la mayoría de economistas llevan durante seis décadas basando su estrategia macroeconómica en estados y en empresas en “datos promedio” que poco tienen que ver con la “realidad cotidiana” de la microeconomía del ciudadano. Y con esa rotunda afirmación, aplico la misma a los economistas responsables tanto de los presupuestos de las Administraciones Públicas como de las grandes y medianas empresas que constituyen los motores que deberían impulsar la salida de esta crisis.

Y ahora ya centrándome en la España que veo en esa Unión Europea que viene en el próximo lustro, deseo analizar los pasos que se pretenden dar en el panorama español y europeo de 2010 a 2012.

La subida de impuestos siempre encontrará reticencia y mayor rechazo y por ese motivo los partidos optan por las rebajas en momentos electorales como ha sido el compromiso de los vencedores de las elecciones en Alemania. Otra cosa es lo que el tándem CDU/CSU-FDP vaya a hacer después del primer paso de aplazar dichas bajadas. En España, al no estar aún en periodo electoral, el Gobierno ha dado un paso en la dirección correcta de aumentar impuestos para rebajar el déficit público.

Lo que ya no estoy de acuerdo es la timidez con cual ha tomado este paso impopular. Comprendo que el anuncio de los presupuestos que ya ha presentado la Ministra de Economía en el Parlamento juegue con un margen negociador, dependiendo quienes pudieran tener voluntad de escucharle y apoyarlos. Intuyo que ese es el motivo de la diferencia de cifras de los 15.000M € anunciados inicialmente a los algo más de 10.000M € esperados de recaudación según los datos sometidos a aprobación.

Un ciudadano de a pie como yo detecta enseguida que el Gobierno basa la mayor parte de esa recaudación anulando los 400 € de compensación en el IRPF, medida objetada por el anterior Ministro de Economía, y una de las causas de la salida de Pedro Solbes del Gobierno. Las nuevas recaudaciones se centran en escasamente 800M imputables a los “más ricos”, descargando el peso de modo más igualitario al subir el IVA de tipo general del 16% al 18% y el tipo reducido del 7% al 8%.

La subida de IVA no es descabellada ni el aplazamiento de su aplicación difícil de razonar. Lo que como estratega global y no meramente economista, cuestiono la escasa convicción al llevar a cabo una reforma tan tibia. Tampoco veo que se haya previsto ni siquiera creo que se haya considerado obtener mayor eficacia en tal medida, antes previendo medios humanos para reforzar la inspección y control del fraude fiscal. A mi entender, los tipos deben reformarse con más delimitación entre los artículos de lujo y productos/servicios de primera necesidad. Por lo tanto aplicaría un tipo bastante mayor (22-35%) sobre compras superfluas como pudieran ser artículos de lujo – joyas, coches de alta gama, abrigos de visón y moda de alta gama, grandes embarcaciones, mansiones y fincas no productivas (i.e., cotos de caza), etc. – mientras que rebajaría el IVA en la adquisición de coches utilitarios, sobre todo con tecnologías verdes, tarifas de telefonía móvil, recibos de servicios eléctricos o gas, etc. a los cuales aplicaría la tarifa reducida en los casos que aún estuvieran al tipo general. Asimismo, ampliaría la lista de artículos imprescindibles teniendo en cuenta tanto la alimentación como aquellos artículos que como los destinados a bebés o vestimenta imprescindible están altamente afectados.

En cuanto a recortes de gastos del Gobierno, lamentaría mucho que hubiese recortes encubiertos en I+D+i. En principio, no parece haber recortes en temas sociales, aunque opino que la gestión de esas partidas es mejorable. Ya expliqué en artículos a lo largo del año que el Gobierno pudiera haber preparado un organigrama ágil y efectivo que sirviera de modelo europeo. De momento, no lo ha hecho.

Después de la semana intensa del Presidente de Gobierno y varios de sus ministros en el panorama internacional, no he visto que se presentara a la ciudadanía en la rueda de prensa del pasado sábado resultados (que los ha habido) diplomáticos. No podemos olvidar que todos los movimientos alrededor del presupuesto y lo económico estarán supeditados a los acontecimientos en primer lugar en Europa y acto seguido en el escenario internacional en el nuevo foro de decisión, la G-20.

Durao Barroso ya ha sido confirmado, lo que permite que España ahora le exija los anticipos de FSE, tal como se pactaría en su día a cambio del voto español. La Unión no la tiene toda consigo que se vaya a ratificar el Tratado de Lisboa, bien sea por una nueva negativa de Irlanda esta semana o la atroz campaña del Presidente checo, Václav Klaus. Pase lo que pase, será España a la que le toque en su turno de presidencia en el primer semestre de 2010, o bien poner el tratado en marcha o recurrir a alternativas para que la Unión Europea no quede paralizada.

Además, Sócrates ha sido confirmado en Portugal, lo que garantiza que el plan conjunto de alta velocidad entre Portugal y España seguirá adelante. No es un tema banal ya que las contrataciones de estas líneas hacia el resto de Europa serán fuente de números puestos de trabajo durante los próximos cuatro años.

En cuanto a la nueva victoria de Ángela Merkel y su cambio de socio de gobierno por el espectacular aumento de los liberales alemanes de Westerwelle, tendrá un marcado efecto en las políticas alemanes en el seno de la Unión Europea. Aunque Merkel anuncie que pretende conservar la política social actual (pactada en la Gran Coalición con los socialdemócratas), nadie podrá negar que las prioridades de un gobierno alemán conservador-liberal tenga prioridades bien distintas como será la relajación de la supervisión de los mercados y la ralentización ya aprobada de los cierres de centros nucleares. Todo ello afectará la política de reducción de CO2 para 2020 con posibles efectos en la próxima cumbre climática de Copenhague. Westerwelle aspira a la cancillería de exteriores, lo que le dará poder sobre políticas europeas e internacionales.

¿Y qué sacará España de la próxima visita oficial de Rodríguez Zapatero a la Casa Blanca? No perdamos de vista esa jornada y lo que se coseche allí con la continuación del viaje del Presidente español a Oriente Medio. ¿Estamos al tanto de la importancia de la labor de la diplomacia española en 2009 y el papel que debe desempeñar a lo largo de 2010? ¿Cómo influirá en la situación económica de España?

Vaticino que mucho está pasando y aún tiene que pasar. La actividad internacional afectará a España, siempre dentro del marco europeo, sobre todo porque en cuestión de meses es probable que el Euro reemplace al Dólar USA como moneda patrón del comercio internacional. Y ese cambio podría suceder justo cuando España esté presidiendo la Unión, si los irlandeses o el mandatario checo no lo impiden volcando el Tratado de Lisboa. Después habrá que torear el casi seguro cambio hacia la derecha euroescéptica en el Reino Unido para que los escasos acuerdos de la G-20 no queden en agua de borrajas.

España afronta un cierre de 2009 ajetreado y un 2010 en primera fila. Ello no autoriza al gobierno perder de vista el horizonte nacional con su crisis aguda y ese presupuesto que aún necesita siete votos ajenos al PSOE para su aprobación. Esperaré a la negociación que lleve a cabo la Sra. Ministra o La Moncloa para seguir opinando. Sin embargo ya hago una advertencia. Lo presentado juega con un “margen de seguridad” poco realista. Me explico. El 50% del gasto lo efectuarán las autonomías y gobiernos locales, donde el despilfarro y la incompetencia de los gestores me hacen dudar que se observe el déficit del PIB que emplea el gobierno como aplicable. Basta tomar a la Comunidad Valenciana como ejemplo: un déficit en el gasto de casi el 14%, unos indicios de corrupción prepotente en el ejercicio de los poderes locales y autonómicos que serán los que aprobarán los gastos con fondos que la Administración Pública del Estado pondrá a su disposición. ¿Cumplirá la Comunidad Valenciana lo esperado en la “línea de austeridad” reclamada por su propio partido y el gobierno? Lo dudo.

No quiero extenderme en este artículo, por lo que considero necesario hacer un análisis separado de otros puntos como son las actuaciones que considero que el gobierno ha dejado no sólo para negociar sino que ha aparcado para no enfrentarse con los que más tienen y más ganan. Peor aún, no creo que se vaya a gravar a aquellos que habiendo actuando en perjuicio del Estado Español y los ciudadanos, permanecen impunes disfrutando de todos los derechos sin cumplir con sus obligaciones fiscales. Ello traerá un otoño de movimientos en entornos laborales.

Continuara ....

Fernando Fuster-Fabra

Consultor Estratégico

lunes, 14 de septiembre de 2009

LA ESPAÑA QUE VA ..... Y LA EUROPA QUE VIENE (1)

España vinculó su destino a la CEE en 1985 y al Euro en 2000 con escaso margen de retroceso a su Pasado más reciente, menos aún a su Historia totalitaria ...

El arranque del nuevo curso político este fin de verano es tanto caldeado como movido no sólo en el frente doméstico sino también en escenarios europeos e internacionales.

Desde el primer debate sobre la crisis económica hace unos días y a lo largo del otoño, intuyo que las actividades políticas internas se centrarán en el posicionamiento de los partidos políticos como calentamiento de unas elecciones autonómicas en Cataluña (2010) y municipales/ municipales en

el resto del Estado (2011) aunque aún no toca hacer campaña. Ello no impide que los líderes

tanto de los dos principales partidos como los demás con presencia en el Parlamento consideren que sus intereses partidistas no pueden esperar ni someterse al interés del Estado. Mal comienzo para un curso trascendental para España en vísperas de su turno de presidencia de la UE.

Más allá del territorio español, las cosas siguen un patrón parecido en sendas elecciones este mismo mes de setiembre en Alemania y Portugal, donde los contendientes también se muestran más preocupados por afianzar sus posiciones que por implicarse de lleno a resolver de una vez por todas, la crisis en curso. De la Gran Coalición CDU-SPD que ha gobernado Alemania en estos últimos años al enfrentamiento irreconciliable entre los socialistas y los conservadores en Portugal, vemos el perfil de la

Europa que hay y la que viene para el próximo lustro.

Lo que es evidente es que gane quien gane las elecciones en Alemania y Portugal, igual que en sucesivas elecciones en el Reino Unido, Grecia o en España, los 27 Estados Miembros de la UE están unidos en su destino para bien y para mal. Además, los Estados que conforman la Eurozona no tienen otro camino que el que marque el BCE dentro de los acuerdos globales que esta entidad alcance con los otros bancos centrales estatales del mundo.

Es más, también

estamos sometidos a los dictados de los acuerdos que pudieran alcanzarse en el foro económico de

mayor relevancia en este momento, el G-20, a la cual España parece haber consolidado su presencia.

La actividad diplomática española de los últimos meses ha sido intensa y la presencia

internacional del Presidente de Gobierno destacada. Falta saber son los frutos que se cosecharán de todos los apretados periplos del dirigente español en sus distintos contactos europeos e internacionales y su asistencia a foros como la G-20 en Pittsburgh los días 24 & 25 de setiembre.

¿Dispone el Sr. Rodríguez Zapatero de libertad para adoptar una postura netamente española en

esa cumbre? La respuesta – rotundamente NO. Ni él ni ningún otro líder europeo, ni siquiera el flamante y

egocéntrico Sarkozy, pueden ejercer unilateralmente la imposición de posturas para afrontar la crisis. Cierto es que España no pertenece al G-20 mientras que Alemania, Francia y el Reino Unido lo conforman desde su constitución en otro momento de crisis hace una década. Sin embargo, España no ha visto reconocida su relevancia económica particularmente durante años de enfrentamiento con la Administración Bush entre 2004 y 2008, justo en el albor de la mayor crisis de todos los tiempos.

España va hacia una cumbre internacional pero en el periplo tiene parada obligada en Bruselas para consensuar posturas con la Merkel, Sarkozy, Brown y Berlusconi, además de respetar a Suecia su presidencia de turno. No hay que olvidar que además de las elecciones mencionadas, está al caer un referéndum en Irlanda, que quizá sea mucho más crucial para el futuro de la Unión. También queda en el aire la reconfirmación del actual Presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso.

Es precisamente en ese entorno, en el seno del próximo encuentro de gobernantes europeos de la Unión donde España tiene que hacer valer su postura, compartir su valiosa experiencia reguladora que nos haya convertido en el único Estado Miembro que no haya tenido que nacionalizar ninguna entidad financiera quebrada, y además, dejar patente que España está sirviendo como modelo para la Administración Obama en tres temas relevantes en este siglo y en tiempos de crisis – el modelo sanitario social, la red española de alta velocidad y la implementación de las energías alternativas.

Cierto es que nuestros detractores aludirán a nuestra alta tasa de desempleo o al creciente déficit público que pasará de un superávit a un negativo. España puede razonar que su endeudamiento (entre los más bajos del mundo) y la máxima calificación de su Deuda Pública le otorgan un margen de maniobra que ya no tienen, por ejemplo, ni Irlanda ni Reino Unido.

Voy a dejar para la segunda parte propuestas contundentes de actuación a nivel español para prever lo que la Europa que viene nos vaya a requerir. Ahora, quiero únicamente centrarme en la relevancia de los próximos 10 días, para el máximo aprovechamiento de la relevante presencia española en el escenario europeo e internacional.

Aunque la representación la ostenta el gobierno de turno, sobre todo en la persona de su Presidente y de los ministros en ejercicio que acompañen a éste en sus periplos y en las cumbres mencionadas, no es menos importante que esa oposición que tiene como principal función fiscalizar la gestión de gobierno, no caiga en la tentación de actuaciones banales que perjudiquen los intereses del Estado. De actuar así cualquiera de los líderes de la oposición desde el principal partidos hasta el que sólo tenga un diputado o senador, estará incumpliendo el papel de fiscalización para caer en la protección de los intereses particulares o partidistas.

Aquí debo recalcar que no comparto algunas de las actuaciones del gobierno en ejercicio, como comentaré en la otra parte de este artículo. Tampoco comparto el oportunismo político de los partidos en la oposición para sacar tajada política y/o económica para sus intereses de partido por encima de los intereses de la ciudadanía.

Me sorprende que ni los que gobiernan ni los que fiscalizan sepan comunicar asertivamente sus posturas, enviando mensajes que pudieran ofender la inteligencia del ciudadano medio. Podemos jactarnos de ser un Estado con un buen nivel intelectual muy a pesar del debate sobre la educación y el fracaso escolar. Aprovecho para resaltar que no es sólo el sistema educativo que deba asumir el dilema de la población más joven con un elevadísimo paro tras los años de estudios o formación. El fracaso debemos compartirlos todos los componentes de la sociedad, por permitir la pérdida del horizonte ético en el ejercicio profesional y el menosprecio del talento, que es mucho más que meros conocimientos adquiridos en el proceso educativo.

Continuará ...